Cómo tener tu casa y cabeza ordenadas

miércoles, 10 de febrero de 2016

Las madres vamos por la vida de cabeza intentando llegar a todo, así que conseguir un reducto de paz mental es vital para no volvernos locas. El mantener un mínimo orden además de crear un entorno agradable, aumenta nuestra calidad de vida al reducir el estrés por no hallar lo que necesitamos y al ahorrarnos el tan preciado tiempo buscándolo, muchas veces en el momento más crítico.


Mantener un orden físico ayuda a mantener orden psíquico

Hay personas que tienen la gran virtud de centrarse plenamente en lo que les requiere en cada momento con total capacidad de abstracción de su entorno. Pero seamos realistas, al común de los mortales, como es mi caso y supongo que es el tuyo también, nos afecta y a la vez nos inspira lo que nos rodea.

Así lo demuestra también la teoría de las ventanas rotas, aplicada en Nueva York entre los años 80 y 90. Esta teoría de criminología se basa en mantener los entornos urbanos en buenas condiciones para provocar una disminución del vandalismo y la reducción de las tasas de criminalidad.

Así se explica que si en un edificio aparece una ventana rota, y no se arregla pronto, inmediatamente el resto de ventanas acaban siendo destrozadas por los vándalos. Sobre todo, porque la ventana rota envía un mensaje: aquí no hay nadie que cuide de esto.


Una vez que se empiezan a desobedecer las normas que mantienen el orden en una comunidad, tanto el orden como la comunidad empiezan a deteriorarse, a menudo a una velocidad sorprendente. Y es que las conductas se contagian.

Ordenar con inmediatez

Una buena estrategia para prevenir el vandalismo, dice esta teoría, es arreglar los problemas cuando aún son pequeños. Repara las ventanas rotas en un período corto, digamos un día o una semana, y la tendencia es que será menos probable que los vándalos rompan más ventanas o hagan más daños. Así, los problemas no se intensifican.

Esto no es exclusivo del orden y espacio público sino que es aplicable a la vida privada en el hogar particular de cada uno. Así que una solución para tener tranquilidad mental es empezar por tener un entorno cuidado, pues ese orden físico, de alguna manera, se transfiere en una pequeña parte como armonía mental.

Cuando dejas algo temporalmente en un sitio hasta encontrar el tiempo y el momento para organizarlo y buscar dónde debe ubicarse, se corre el riesgo de que esa localización temporal se convierta en su lugar definitivo.

Si no actúas en un plazo corto de tiempo, te habitúas al desorden y parece que pasa a ser parte de la decoración de tu casa y deja de molestarte, aunque, en realidad, funcionalmente molesta.


Orden llama a orden y desorden llama a desorden

Cuando la práctica de postergar el orden de las cosas pasa de ser algo eventual a convertirse en la norma con cada nuevo objeto que entra en tu casa, el desorden estará garantizado ya que se instaura desde el principio. Además corres el riesgo de que vaya aumentando.

Puedes pensar que una persona es ordenada porque le gusta ordenar. Sin embargo, te puedo asegurar que en mi caso es totalmente lo contrario. Mantengo el orden porque no me gusta ordenar. Si lo hago poco a poco, de forma integrada en mis rutinas, no me cuesta. Pero si no lo hago así, se va acumulando, va creciendo y luego me cuesta un mundo ordenar. Además, es una tarea que no me gusta nada de nada y tiendo a posponerla indefinidamente, aun cuando el resultado para mí es altamente gratificante.

Volviendo a la teoría de las ventanas, una buena estrategia para prevenir es arreglar cuando los problemas aún son pequeños, así el desorden no se intensifica.

Un sitio para cada cosa y cada cosa a su sitio

Pero el orden, además de su función cívico-social y la meramente estética y zen para tener un entorno físico agradable y mental amigable, también tiene un sentido práctico con su correspondiente beneficio funcional.

Si tenemos nuestro hogar, sitio de trabajo o lo que proceda ordenado, sabremos más fácilmente dónde están nuestras cosas. Así, podremos acceder en cualquier momento a las mismas sin tener que preguntarnos dónde las dejamos la vez anterior mientras buscamos a nuestro alrededor en bucle tratando de localizar lo que nos haga falta. ¿Te ves reflejada en esa imagen de búsqueda desesperada? Pues hay que ponerle solución.

Pero, ¿qué es el orden? Según la RAE (Real Academia Española de la Lengua), orden es la “colocación de las cosas en el lugar que les corresponde”. Luego, para conseguir que las cosas estén ordenadas es necesario que tengan un sitio fijo donde ponerlas y donde cada vez que vayamos a buscarlas las encontremos. Cada objeto en casa tiene que tener su lugar. Incluso por definición, es imposible mantener un orden si no sabemos dónde va colocada cada cosa.

Esto es aplicable a absolutamente todos los enseres del hogar: desde ropa y calzado de cada miembro de la familia, pasando por herramientas de trabajo y estudio, juguetes, muebles, productos de consumo, etc. A cada nuevo elemento hay que asignarle un lugar fijo lo más pronto posible y luego ser estricto para dejar cada cosa siempre en su sitio correspondiente.

La persona ordenada no nace, se hace

Asimismo, difícilmente podrán el resto de miembros de la familia mantener el orden en casa si tampoco saben dónde va cada cosa. La ubicación de los enseres del hogar es responsabilidad de todos, por lo que se debe buscar un lugar para cada objeto, que sea respetado por toda la familia.

Del mismo modo que a nosotros nos afecta el orden o desorden y que el entorno nos inspira, así les ocurre a nuestros hijos también. Es por ello que no hay que menospreciar el mantener el orden y entorno agradable en sus habitaciones.

Inculca el orden desde la infancia, se trata de un hábito como el de lavarse los dientes. Pero el orden empieza por uno mismo. Así que si tú aún no tienes interiorizados los procesos para mantenerlo, difícilmente los vas a poder transmitir.


Además, todo hábito se debe ir adquiriendo poco a poco y paulatinamente en las rutinas diarias. Por esta razón, cuando nuestros hijos son bebés, tendremos que ser nosotros mismos quienes ordenemos sus cosas y prediquemos de esta forma con el ejemplo.

En cuanto la motricidad, autocontrol del cuerpo y desarrollo cognitivo de tu hijo le permita discriminar la ubicación espacial de los objetos, deberás empezar a asistirle en su tarea cotidiana del orden. La mejor forma es integrarlo como parte de sus actividades de juego.

Así, una buena forma de llevarlo a cabo es no permitir sacar un juguete nuevo hasta que no se ha guardado el anterior. Esta dinámica además le ayudará a focalizar su atención en una sola cosa a cada momento, favoreciendo además su concentración. Cómo ves, el orden tiene múltiples beneficios.

En tu familia ¿es fácil mantener el orden? ¿Cómo lo hacéis?

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  1. Me ha encantado el post, yo las cosas del bebe las tengo bastante ordenadas porque desde el primer día recogia las cosas en el momento y se me ha quedado la costumbre de revisar que todo este en su lugar a final del día. Pero mis cosas, eso es otro cantar, soy una desorganizada y se me terminan acumulando las cosas fuera de su sitio, siempre digo luego lo pongo en su lugar y se queda hasta que me pongo histérica de lo desordenado que esta todo. Besitos y te sigo. Te invito a mi blog

    https://yentoncesmeconvertienmama.wordpress.com

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    1. Hola,
      Me alegro de que te haya gustado el artículo. En cuanto a ordenar tus cosas, sí ya has conseguido esa rutina y dinámica con las cosas de tu peque, copia lo que te funciona para ti misma ;) Ya me contarás que tal te funciona.

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