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Aviva Vital, el primer seguro de vida que te pone en forma

lunes, 14 de marzo de 2016

En su día me armé de valor para escribir el artículo de cómo hablar de la muerte con niños y también te di ocho claves para explicarles lo inevitable. Y es que pasar por la experiencia de perder un familiar es duro y te planteas qué va a ser de tus hijos si tú faltas y piensas incluso en hacer testamento.

Aviva Vital, el primer seguro de vida que te pone en forma

Parece que me he puesto muy lúgubre, pero nada más lejos de la realidad. Hacer testamento no implica morirse al día siguiente y hacerse un seguro de vida tampoco es tener intención de vivir poco tiempo. Cuando uno contrata un seguro de vida no está deseando disfrutarlo, sino todo lo contrario.

Hasta que los seguros de vida de Aviva inventaron la manera de disfrutarlos cada día de tu vida con su plataforma online de bienestar y salud totalmente exclusiva y gratuita para sus clientes: Aviva Vital.


Esta plataforma está orientada al cuidado desde una perspectiva integral que combina el deporte, la alimentación, las pautas de descanso e incluso la rehabilitación cuando es necesario. Pero sobre todo con el respaldo de grandes profesionales y expertos en cada materia.

Es lo más parecido a tener a tu disposición un entrenador personal para que te diga qué ejercicio es el adecuado, un nutricionista que controle la dieta y un coach para motivar, pero de forma online. Cuidan de ti y de los tuyos, pues dan acceso a la aplicación web al titular de la póliza y dos de sus familiares (mayores de 16 años). El Padredefamilia está encantado de poder usarla.

La plataforma de Aviva Vital cuida tu salud

Cómo funciona Aviva Vital

Cuando accedes a la plataforma y te registras, a continuación tienes que elegir uno de los cuatro objetivos de bienestar que te ofrece y detallar tu forma física y gustos para que la planificación se adapte totalmente a tus necesidades y puedas alcanzar tu meta.

Yo, después del parón del embarazo y el postparto, he sido realista y he elegido el plan "Vida activa". Quiero retomar mi rutina de ejercicio igual que la mami de la foto, con un bebé a cuestas, aunque no en un sentido tan literal.

La webapp del seguro Aviva Vital

Las otras opciones a las que podrás cambiar cuando lo desees son:
  • Bajar peso: Para alcanzar el peso ideal combinando una dieta adecuada con ejercicio.
  • Running: Tanto para iniciarse en la moda de correr como para los que entrenan para su próxima carrera.
  • En forma: Para los que practican el deporte habitualmente.
Además, podrás consultar siempre qué quieras y desde dónde quieras cómo vas con tu objetivo, pues Aviva Vital es multidispositivo: accesible desde móvil, tablet, ordenador o Smart TV y estará disponible en formato aplicación móvil a partir de mayo de 2016.

Aviva Vital una webapp multidispositivo

Hacer ejercicio con Aviva Vital

En Aviva Vital puedes elegir tus deportes favoritos y si prefieres hacer ejercicio a cubierto o al aire libre. La plataforma pone vídeos de clases dirigidas. Encuentras hasta yoga para embarazadas y ejercicios de rehabilitación, por si has sufrido alguna lesión física y necesitas recuperarte en casa poco a poco.

En Aviva Vital se tiene en cuenta a todos y todas las posibles circunstancias. Yo, por el momento, teniendo a Ángela aún tan pequeña, encuentro estupendo poder disponer de vídeos para hacer yoga en casa y ya mismo me he puesto a practicarlo.



La aplicación también permite la sincronización de manera automática de los datos de los dispositivos que cada usuario utilice para entrenar o monitorizar su actividad física, como pulseras fit, relojes inteligentes, etc. Lo que a mí me va a venir genial cuando retome mis salidas en patines, que estoy deseando.

La alimentación con Aviva Vital

Pero en un cuidado integral, además del ejercicio, no podía faltar la alimentación que es algo muy importante y a lo que en nuestra casa prestamos especial atención intentando comer sano. Así, encuentras dietas individualizadas con recetas económicas y fáciles de preparar y de las que puedes quitar alimentos que no te gusten.

Alimentación sana con Aviva Vital

Lo mejor de esta plataforma es que va adaptando todo a tus preferencias y necesidades. Además, también cuenta con vídeos de apoyo psicológico y motivacional a los que puedes recurrir cuando no te sientes con ánimo para seguir con tu plan de dieta y ejercicios.

Y por si eso fuera poco, tiene la Comunidad, un espacio para conocer a otros usuarios con intereses similares a los tuyos con quienes podrás realizar actividades, quedadas, retos... para que estés así acompañado en el reto de la vida saludable.

Y tú ¿cómo te cuidas? ¿qué tipo de ejercicio te gusta hacer y qué te gusta comer? ¿tienes ayuda de expertos?

Ocho claves para explicar la muerte a los niños

martes, 13 de enero de 2015

Hace tiempo que escribí el artículo de Cómo hablar de la muerte con niños. En el mismo incluía las ocho claves para explicar la muerte a los niños que yo extraje de la experiencia personal en nuestra familia. Creo que quedó demasiado extenso y que podía ser interesante dividirlo en capítulos, así que he pensado dedicar un artículo exclusivo a esos ocho puntos para explicar la muerte a los niños y para reflexionar los no tan niños ;)

Imagen de una calle de un pueblo al anochecer con la frase "8 claves para explicar la muerte a los niños"


La muerte es parte de nuestra vida y está a nuestro alrededor constantemente en todos los acontecimientos del entorno más próximo y el no tan próximo como las muertes que vemos a diario en informativos por ejemplo, así que es importante que aprendamos a hablar con sinceridad con nuestros hijos.


Ocho claves para explicar la muerte a los niños

  1. Lo más importante es la sinceridad y contestar con honestidad a todas sus preguntas para satisfacer su natural curiosidad. Si le decimos que el vecino al que veía todos los días se ha ido de viaje, se ha mudado o está en el hospital de forma indefinida, al final es inevitable que se entere de la verdad o que simplemente note que estamos mintiendo. De esta forma no sólo no estaremos dando respuesta a sus preguntas sino que además le damos el mensaje de que la información veraz la tiene que buscar fuera de nosotros, así que será un perjuicio en la buena comunicación a largo plazo.

    Cuando le dijimos a nuestra hija Carmen que su abuelo había fallecido, después del primer momento de llanto, comenzó a preguntar cómo había sido todo, si había sido enterrado o incinerado, que cómo se incineraba a las personas y todo lo que se le pasó por la cabeza. Por suerte ella estaba de vacaciones con los otros abuelos cuando ocurrió todo y pudimos prepararnos para ese momento.
  2. Aclararles exactamente en qué consiste la muerte biológicamente. No respiramos, el corazón deja de latir y se para y todos los órganos del cuerpo dejan de funcionar. Carmen esto lo entendía perfectamente y muy bien.
  3. Explicarles que la muerte es universal, que todos nos vamos a morir, aunque es excepcional cuando ocurre en personas jóvenes. Esto es algo que ellos ya han podido observar a lo mejor en animales como insectos por ejemplo.

  4. Imagen de una autopista con un único sentido y con la frase "la muerte es irreversible"
  5. Deben comprender que la muerte es irreversible y que no hay vuelta atrás. A veces en los dibujos los personajes mueren y resucitan, o cuando ellos juegan, pero eso es parte del mundo de la fantasía y si queremos que asimilen la realidad de la muerte tienen que entender que es definitiva.
  6. No utilizar frases hechas o metáforas que sólo son eufemismos y no sirven más que para confundirlos. La metáfora del viaje puede hacer que se queden esperando que el ser querido vuelva, que se pregunten si va a venir a su cumpleaños, etc. Otras explicaciones habituales, como "el abuelo se ha quedado dormido", puede hacer que cojan miedo a quedarse dormidos ellos. O la de "nos está viendo desde el cielo" puede asustarles al creerse sometidos a una vigilancia. Es muy fácil caer en frases de este tipo, así que conviene pensar muy bien lo que les decimos.
  7. Tienen que saber que no es malo mostrar lo que sienten y es normal que estén tristes. Puede que manifiesten su tristeza en forma de rabia o enfados, por eso es importante tener paciencia, hablar con ellos, decirles que les comprendemos y que los adultos también nos sentimos mal. Si nos escondemos a llorar, pensarán que es algo malo que hay que ocultar y harán lo mismo.

    Carmen se puso a llorar cuando se lo dijimos y su reacción fue normal y totalmente acorde a la situación que estaba viviendo. Aunque se nos rompía el alma al verla llorar, sabíamos que había que respetarla porque tenía todo el derecho a ponerse triste y lo único que hicimos fue decirle que la entendíamos, que era normal que se pusiera triste y la abrazamos. También ha tenido momentos de irritabilidad y enfado que yo asocio a lo ocurrido, pero ya ha pasado.

    Aún cuando los días del suceso ya quedaron atrás, hay que tener claro y presente que la familia tiene un tiempo de vivencia del duelo que no consiste en vestirse de negro ni nada parecido. En este periodo hay que darse un respiro, ser benevolentes y comprensivos con nosotros mismos y saber que es normal cómo nos sentimos, a veces incluso raros, pero que todo pasará.
  8. Ofrecerles la oportunidad de participar y despedirse y no mantenerles al margen. Los niños también tienen derecho a tener su momento o ritual de despedida. Queremos protegerles tanto y nos resulta tan insoportable el sufrimiento de nuestros hijos que les queremos evitar todo. Así pues les excluimos de algo que hay que vivir en familia y unidos y no les permitimos que se pongan tristes. Les mostramos que la tristeza es exclusiva de los mayores y que los niños tienen que estar siempre felices y contentos.

    Si consideramos que no es adecuado que asistan al cementerio o tanatorio pueden hacer otras muchas cosas en casa como encender una vela, hacer un dibujo, escribir una carta, o lo que se nos ocurra. Como Carmen no estaba con nosotros cuando ocurrió todo, no hubo la opción de decidir si iría al tanatorio o no, algunos de sus primos sí que fueron. Sin embargo aún estaba pendiente el ir a recoger las cenizas, así que le preguntamos si quería ir y en seguida dijo que sí. Fue su oportunidad para tener su momento de despedida y de hacer tangible algo que es tan abstracto cuando sólo te lo cuentan.

  9. Imagen de un cielo azul con la frase rotulada "Hablar de los seres queridos, aunque ya no estén, reconforta"
  10. Hablar de la persona querida es algo que les reconforta mucho. Acordarse de las cosas buenas y bonitas en momentos de tristeza puede servir como desahogo. Tiempo después Carmen tenía la necesidad de contarlo a las personas conocidas, muchas de ellas ya lo sabían. Era capaz de verbalizar que se había sentido muy triste cuando nosotros se lo dijimos y que el hecho de acordarse hacía que se emocionara. En esos momentos yo le permitía que expresara lo que sentía y le decía que era normal y empezaba a hablar de anécdotas de su abuelo y eso le gustaba. También ver fotos juntos del ser querido puede ayudar mucho.
Y a ti ¿Te ha preguntado alguna vez tu hijo sobre la muerte? ¿Qué le has dicho?

Cómo hablar de la muerte con niños

martes, 29 de octubre de 2013

Cómo hablar de la muerte con niños
Cuando estamos en el preciso instante en el que aún viven nuestros padres y ya han nacido nuestros hijos, nos parece que eso va a ser así siempre, es el momento ideal. ¡Ojalá pudiéramos detener el tiempo en ese momento en el que los tenemos a todos! pero la vida sigue. Este verano mis hijos han perdido a uno de sus abuelos y ya hemos abierto el ciclo, el ciclo natural de la vida. Esperemos que aunque ha sido antes de lo deseable, tardemos mucho en cerrarlo. Este post me está costando mucho escribirlo y, sin embargo, a la vez siento que necesito hacerlo como parte de ese proceso de aceptación.

Aceptar que somos mortales
El pasar por una pérdida familiar te hace replantearte el aprovechamiento del tiempo. En el blog Xanela Chic, leí esta reflexión: "no saber el momento en el que vamos a morir nos hace vivir como si fuésemos inmortales". Desde luego que no es así, por lo que más nos vale vivir como mortales conscientes y aprovechar nuestro tiempo al máximo.

La muerte es un tema tabú, al menos en nuestra cultura. No nos gusta hablar de ello, en buena parte porque desde que somos pequeños es un tema que se evita hablar con nosotros y al final incorporamos esa actitud con respecto a ese tema. Paradójicamente, creo que el hablar del ciclo de la vida con naturalidad y aceptarlo nos puede ayudar a vivir mejor aparte de conseguir una madurez con respecto a la nueva dimensión que tenemos de la vida y la muerte.

Halloween, Día de Muertos o de Difuntos son los momentos permitidos para hablar de la muerte
La muerte es una realidad ineludible pues afecta no al 100% de las personas, sino al 100% de los seres vivos y sin embargo sigue siendo un tema tabú del que parece que no podemos hablar. Yo he aprendido que no es más que otra parte de la vida y que está bien el intentar asumirla como algo natural. Eso me ayuda a vivir mejor y, quiero pensar que también estaré más preparada cuando a mí misma me toque afrontar ese momento. Así pues a la pregunta ¿Por qué no hablamos de la muerte a los niños? la contestación sería más bien otra pregunta: ¿Por qué no hablamos de la muerte?

En una fiesta de Halloween
En una fiesta de Halloween
Nos parece que la muerte es sórdida, macabra y detestable y por eso no hablamos de ella en ningún caso, pues es de mal gusto. Los únicos momentos que parece lícito hablar de la muerte son algunas celebraciones como Halloween (1), festividad tradicional americana que trata la muerte como algo lúdico pero al mismo tiempo asociada al miedo y el terror. En México tienen su Día de Muertos y en España y otros lugares el Día de Todos los Santos y el Día de Difuntos. Parece ser que el momento de celebración de estas festividades no es casual, sino que está ligado a la "muerte de la Naturaleza", cuarenta días después del equinoccio de otoño (22 de septiembre).

(1) Apunte de Paparracho sobre Halloween: es una fiesta celta con más de 3000 años de antigüedad. El nombre original es Samhain (gaélico de "fin del verano") y lo llevaron los irlandeses a EEUU con la emigración de principios del siglo XX. En las zonas rurales de Asturias y sobre todo de Galicia (donde se conoce como Samaín), se celebra desde tiempo inmemorial.

Es importante no afrontar la muerte en soledad
Cuando falleció el abuelo de mis hijos, Carmen estaba con sus yayos pasando unas vacaciones en el pueblo. Eso fue una suerte porque fueron unos días estresantes y no sé qué tal hubiéramos podido manejar la situación si hubiera estado aquí, entonces no estábamos preparados, ahora ya sí.

Por su parte, Bruno estaba con nosotros y aunque él no entendía ni entiende de estas cosas, estoy segura de que pudo notar la tensión. Pasó tiempo con amigos que muy amablemente se ocuparon de él esos días.

Una parte muy importante es que las personas que tienes a tu alrededor se impliquen y te acompañen esos días en lo que puedas necesitar. Y a veces, aunque no necesites nada de ellos y ni siquera lo pidas, solamente que estén ahí contigo y no te sientas solo es muy importante. Que nosotros estemos lo mejor posible en esos momentos hará que podamos atender mejor a nuestros hijos.

Cómo decirle a un niño que un ser querido ha muerto
Por suerte para mí, como Carmen no estaba con nosotros, y a ella sí que había que darle una muy buena explicación, tuve tiempo para preparar cómo íbamos a decírselo. Dimos con una muy buena guía sobre el duelo infantil, de descarga gratuita, elaborada por la Fundación Mario Losantos del Campo (FMLC), una asociación sin ánimo de lucro que, entre otras cosas, cuenta con un servicio gratuito de ayuda al duelo de adultos, niños y adolescentes.

Estuve leyendo esta guía y es totalmente recomendable. Me ayudó mucho y no sólo para enfocarlo para mi hija, sino que aprendí cosas que me sirvieron para mí misma. Es por eso que recomiendo totalmente su lectura a modo de reflexión y aunque no haya fallecido ningún familiar ni persona cercana. Es un relato breve, está todo muy bien explicado y se lee muy rápido.

Muchas veces y de forma espontánea los niños nos preguntan con total inocencia y normalidad sobre la muerte y nosotros incomodados por el tema de conversación lo eludimos. Al final dejan de preguntar porque notan que no nos gusta hablar de ello. Esta guía puede ser una ayuda para tener esos momentos de conversación con tranquilidad y normalidad.

Navegando por internet he encontrado este artículo recopilatorio de cuentos infantiles que explican la muerte y que supongo también pueden ser de utilidad para tratar el tema.
El desarrollo de los niños afecta a cómo entienden la muerte
Una anécdota muy bonita y a la vez graciosa para mí fue el punto de vista tan distinto que tenía un primo de Carmen y mi hija. Hay que valorar que en edades tempranas aún está muy presente la fantasía de los niños en todos los aspectos de su vida. Si aún están en esa fase en la que la magia aún forma parte de su día a día, algo particular de cada niño, eso influirá en cómo perciba el hecho de la muerte. Así pues, el primo de Carmen de nueve años, cuando llegó al tanatorio y estuvo también viendo el cementerio, decía que él quería que lo enterraran para así luego... ¡hacerse zombie!

Sin embargo, mi hija Carmen con siete años tiene una visión totalmente realista y pragmática del momento de la muerte. En días de vacaciones que coincidimos con su yaya, Carmen le sacaba el tema porque quería hablar de lo que ella pensaba y había reflexionado. Me sorprendió la naturalidad con que se planteaba lo que querría para ella, cuestiones que yo no me he atrevido a preguntarme a mí misma. Le decía a su yaya que ella cuando se muriera querría que la incineraran para que así la familia se pueda quedar con las cenizas y tengan algo de la persona querida. Ojalá conserve esa naturalidad libre de prejuicios para pensar sobre las cosas. Yo por mi parte intentaré que así sea.

Si tu hijo te pregunta sobre este tema o te animas a hablar de la muerte con él cuando surja, quizás te interese mi otro artículo Ocho claves para hablar de la muerte con niños.

Y tú ¿hablas de la muerte con tu hijo? ¿Te ha preguntado alguna vez?