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Abuelos, abuelitos, yayos, iaioflautas y tecno-yayos

jueves, 26 de julio de 2012

Yayos y más yayos
Yayos y más yayos
Hoy se celebra el Día de los abuelos en España, tomando como referencia que la onomástica de hoy es San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen María y por lo tanto abuelos del niño Jesús. He recuperado esa foto del baúl de los recuerdos en la que aparecen mis abuelos con uno de mis hermanos, yo aún no había nacido, y los abuelos maternos de mi madre, mis bisabuelos. Os presento de izquierda a derecha: mi abuelo "el yayo Paco", mi abuela "la yaya Carmen" (por ella se llama Carmen mi hija mayor), mi bisabuela "la abuela Rosa" y mi bisabuelo "el abuelo Tomás". Los cuatro eran abuelos en aquella época y ya no están con nosotros. Más abajo dejo una foto mía con el abuelo Tomás, supongo que ya era hora de que colgara alguna foto de la infancia.

Infinidad de veces he oído contar a mi madre cómo le gustaba ir a casa de la abuela Rosa y el abuelo Tomás, primero porque no la obligaban a comerse las judías blancas que las tenía algo aborrecidas y segundo porque le gustaba hablar con su abuelo, era "el único que me cogía el libro de la escuela y me preguntaba qué estaba aprendiendo". Así que creo que es justo dejar constancia de ello.


Mi bisabuelo
Años más tarde yo con el abuelo Tomás
Cómo llamamos o nos dirigimos a nuestros abuelos
En España les llamamos abuel@s, abuelit@s o yay@s. Cuando yo hablaba de ellos con otras personas decía "mi abuel@". Sin embargo cuando me dirigía directamente a ellos los llamaba "yay@", al igual que cuando hablo de mis padres digo mi "m(p)adre" y cuando me dirijo a ellos les digo "papá" o "mamá" y siempre tanto a unos como a otros los he tratado de tú. Algo que chocaba con oir a mi madre llamar a sus padres de usted y a mi padre llamar a mi abuela "madre", supongo que eran otras épocas.

Lo que me hace mucha gracia es oir a algunos niños llamarles "agüel@". Algunos incluso acaban poniéndoles apodos inventados que surgen espontáneamente cuando están aprendiendo a hablar con su media lengua y no saben decir bien abuel@ o abuelit@ y les bautizan con un nuevo nombre que se acaba convirtiendo en el oficial. También están los que se autoproclaman iaioflautas. Y sin duda la denominación qué más gracia me hizo fue la de la mamá molona "los tecno-yayos".

Cuando ya no somos nietos
Desde que nacemos normalmente somos hijos y nietos, luego hay otros roles familiares que se van adquiriendo con nuestra evolución de vínculos familiares, así nos convertimos en cuñad@s, espos@s, yernos y nueras y después en p(m)adres y por último en abuel@s. Nos hacemos muy conscientes de los nuevos "galones" que vamos adquiriendo y sin embargo no nos damos cuenta de los que vamos perdiendo. No me percaté de que había dejado de ser "nieta" hasta que Paparracho escribió en su blog un hasta siempre a su abuela en el que, entre otras cosas, decía que cuando aún somos nietos conservamos ese halo de infancia. Yo ya lo he perdido, no me quiero imaginar cómo debe ser cuando dejemos de ser hijos.

Yo dejé de ser nieta definitivamente hace algo más de año y medio, sólo un més antes de que naciera Bruno y no pude ir al entierro. Aunque esos días estuve algo alterada, en el fondo, que coincidiera justo con el próximo nacimiento de Bruno me hizo vivirlo más cómo la propia cadena de la vida, para que mi hijo llegara mi abuelo se iba. Lo cierto es que en aquel momento procuré centrarme mucho en mí por mi hijo. Y mi hija mayor lo aceptó con mucha naturalidad, los niños simplifican mucho las cosas, positivizan y no dramatizan como lo hacemos los adultos.

Asociaciones de Abuelos
Justo ayer descubrí la Asociación de Abuelos y Abuelas de España (ABUESPA) gracias a una entrevista de Sapos y Princesas a su presidente Francisco Muñoz, recomiendo su lectura porque explica muy bien cómo surgió la idea de la asociación, la función de los abuelos con los nietos hoy en día e incluso cómo él se ha hecho un perfil en Facebook para estar más en contacto con sus nietos. A raíz de esta entrevista no he podido evitar ponerme en contacto con él y hacerle algunas preguntillas que me surgían y eso que hoy, por ser el día que es, y ser él quien es, estaba solicitadísimo. Pero muy amablemente me ha dedicado unos minutos y contestado a todo lo que le he querido preguntar.

La asociación cuenta con 546 miembros prácticamente en paridad de abuelos y abuelas y de diversas edades, más jóvenes y más mayores. Proceden de toda la geografía española, pero sobre todo concentrados en las provincias de Madrid, Sevilla y Alicante. En la asociación aunque tratan de dar apoyo a la labor de los abuelos con sus nietos, no organizan actividades para ambas generaciones, sino que las hacen exclusivas para los abuelos, para que tengan su propio espacio y tiempo para ellos.

Mis padres con su primera nieta
Mis padres con su única nieta entonces, en el Campo Grande en Valladolid

Esta asociación es una oportunidad para que los abuelos se encuentren con personas como ellos, con experiencias muy similares con los nietos. Así pues, pueden compartir sus vivencias con personas que les entienden perfectamente porque están viviendo lo mismo. Me recuerda a cuando mis padres fueron abuelos por primera vez con mi sobrina mayor. Eran abuelos jóvenes y la primera nieta, así que estaban "chiflados", algunos de sus amigos casi se burlaban porque los veían "chochos". Paradójicamente esos amigos, años después han sido abuelos mayores y es ahora cuando están "más que chochos"; mis padres a su lado eran de lo más moderado.

No quiero dejar de nombrar el movimiento de los iaioflautas que aunque están más vinculados a unas ideologías políticas con las que se puede estar más o menos de acuerdo, demuestran que se trata de una parte de la sociedad que aún tiene mucho que decir y mucha tela que cortar. Para nada reflejan el tópico pasivo con el que se puede asociar a la tercera edad.

El papel de los abuelos con nuestros hijos
Que nuestros hijos se relacionen con sus abuelos es algo totalmente enriquecedor para su desarrollo, les aportan cosas que nosotros no les podemos dar. Estos días mi hija Carmen está en el pueblo con los yayos. Ha montado en cosechadora, va a la fuente a por agua y por el camino ve los conejos correr. Cose y cocina con su yaya y se relaciona con niños de un entorno más rural y menos urbanita, incluso participará de alguna fiesta veraniega de la localidad.

Para ella el tiempo que está con sus abuelos nunca es suficiente.