Cómo no jugar con la ilusión de los niños

lunes, 7 de julio de 2014

He aprendido a no adelantar planazos o premios a mis hijos si no tengo la seguridad al 99,9% de que va a cumplirse.

También intento no dar falsas expectativas con la callada por respuesta a la típica pregunta de: «¿Luego vamos al parque? Marta va al parque», pues como se suele decir, el que calla otorga. Si, por miedo a decir que no por la presión social, no damos la negativa o advertimos de que es poco factible, lo más probable es que nuestros hijos lo entiendan como una respuesta afirmativa y se creen ilusiones. Así que cuando inevitablemente les tenemos que decir que no, montan el pollo universal. Normal, no sólo por no haberle dicho un no a tiempo que pudiera ir asimilando, sino porque encima, sin quererlo, le hemos hecho creer que sí.

El miedo a decir que no
A veces caemos en el error de callar para no decir que no y hacemos creer que sí. Porque no nos gusta decir que no y "fastidiarles", y adoptamos una comunicación poco clara. Pero es que si no se puede, no se puede.

Yo me rijo por hablar con claridad y pienso qué tipo de respuesta me gustaría que me dieran a mí si estuviera en su lugar y creo que sería que me hablaran claro clarinete. Pero el que no me digan que no, haciéndome creer que sí para al final ser que no, pues la sensación que me crea que me están tomando el pelo o, como dice mi amiga Blanqui, potreando, y eso cabrea -y mucho- y a nuestros hijos también. A los adultos nos gusta que nos hablen claro y a los niños también.

Dónde dije digo, digo Diego
Si bien es muy tentador prometer que en vacaciones vamos a ir todos los días al parque y experimentar la gratitud plena de nuestros vástagos y euforia ante una promesa que ellos viven como una realidad, esa euforia se puede convertir rápidamente en un gran reproche si te atreves a truncar sus expectativas.

Perderás toda la popularidad de la que pudieras gozar, teniendo en cuenta que eres su progenitor, y pasarás a ser el número uno de su lista de “los más odiados" y #Nosin razón, además de perder toda la credibilidad para futuras ocasiones, pues de alguna manera les estamos fallando.

Eso por no hablar de la cantidad de veces que los hijos preguntan en el momento menos oportuno o con una insistencia abrumadora y sólo por no oírles, se les dice que sí y luego... Pues eso, Dónde dije digo, digo Diego. Yo, en esas ocasiones, si no quiero dar una negativa inmediata y escueta, digo: luego lo hablamos y te explico. Eso ya mi hija lo va entendiendo como una negativa o una pseudo negativa porque cuando mi respuesta es de ese tipo es que tiene matices. Puede que lo que pida no sea factible cuando lo pide o como lo pide, pero sí mañana o lo que corresponda a la ocasión y por eso necesitamos hablarlo.

En general, yo intento cumplir todas mis promesas siempre y cuando no haya una causa de fuerza mayor que lo impida. Así que aunque me de una pereza enorme ir a comprar un helado porque lo que de verdad me apetece es irnos ya a casa, si lo he prometido, lo tengo que cumplir. Y si no quería ir, lo tenía que haber pensado antes de decirlo.

Cómo hacer para no tragarte tus propias palabras
Muchas veces, cuando no se está segura de ofrecer cierta prebenda, lo mejor es consensuar, así que en clave intento preguntar al Padredefamilia si le parece buena idea. Así no corro el riesgo de proponer algo que no se lleve a cabo porque haya alguna otra razón que yo desconozca que lo impida y entre dos siempre es más fácil tomar las decisiones.

En cualquier caso, si adelanto hacer algo que no estoy segura de que se vaya a cumplir, por la razón que sea, lo planteo como una probabilidad o posibilidad, no como algo seguro que va a ocurrir. Así mis hijos, sobre todo mi hija Carmen pues mi hijo Bruno aún es muy pequeño para razonar estas cosas, pueden disfrutar la idea de la probabilidad de que algo que les gusta y les hace ilusión se vaya a cumplir, tal y como nos ocurre a los mayores con las cosas que deseamos. Sin embargo, también me aseguro que puedan asimilar mejor la frustración de que no se cumpla, pues ya lo habremos hablado antes y aunque igualmente les fastidiará, no se generará una emoción de profundo reproche por promesas incumplidas y podrán aceptar mejor esas realidad.

De todos modos, hay que respetar su sentimiento totalmente legítimo de desilusión, una emoción ajustada al hecho y la realidad de que algo que deseamos no se cumple. Les podemos mostrar cómo sentimos que eso que desean no se cumpla, pero que no podemos hacer nada al respecto, salvo buscar ideas alternativas para que se sientan mejor al respecto (ojo, no sobornar). Así, además de empatizar con ellos, fomentamos el pensamiento lateral de búsqueda de alternativas. Cuando estemos en situaciones parecidas ellos también podrán entender que determinadas cosas nos frustren.

Una comunicación clara tiene muchas ventajas
  • No creamos falsas expectativas.
  • Evitamos conflictos innecesarios.
  • Ganamos en confianza y credibilidad para futuras ocasiones más importantes, pues sabrán que si no cumples algo de verdad será por no poder, no por no querer.
  • Generamos una relación empática y comprensiva por ambas partes.
  • Les damos ejemplo y enseñamos a ser personas "de palabra" sin comprometerse a la ligera con cosas que no saben si podrán cumplir.
Y vosotros ¿Cumplís la mayoría de vuestras promesas con vuestros hijos? ¿Cómo hacéis para que no se creen falsas expectativas? ¿Lo entienden y lo aceptan?

La primera vez que sabes que estás embarazada

domingo, 6 de julio de 2014

La primera vez que supe que estaba embarazada fue hace casi una década y llegué a usar tres test de embarazo. Me iba de vacaciones a Marruecos y quería confirmar que no estaba embarazada para poder irme a dar tumbos en todoterreno por el desierto con tranquilidad.

Foto de un test de embarazo
Saber que estás embarazada con fiabilidad

Falsos negativos en tests de embarazo

Los dos primeros tests me los hice antes del viaje y para mi tranquilidad fueron negativos y no tuvimos que cancelar nuestro viaje. Sin embargo la realidad era bien distinta y es que ya estaba embarazada pero aún no lo sabía porque los tests que había usado no tenían precisión para embarazos incipientes. Así que me fui en todoterreno a dar tumbos por el desierto sin saber que ya estaba embarazada de mi primera hija.

Recuerdo que mi cuñada, acompañante de viaje, decía en relación a esos andurriales y los tumbos que íbamos dando: “Por aquí viene una embarazada y lo pierde todo". Claro está que ni ella ni yo sabíamos aún que estaba embarazada, pero a día de hoy aún me acuerdo de sus palabras. Ahora sé que existen los falsos negativos de embarazo, no así los falsos positivos que no son tan frecuentes.

Saber que estás embarazada con fiabilidad

A los pocos días de volver de viaje seguía sin tener la menstruación, así que una mañana que estaba sola por casa, así sin pensarlo mucho, decidí usar un test de embarazo que tenía por casa, aunque pensaba que no iba a salir positivo, y sorpresa, ¡¡¡estaba embarazada!!!

Corrí a llamar al Padredefamilia que estaba en el trabajo y no lo cogía, le llamé a todos los teléfonos y nada, lo que hizo que me cabreara frustrara bastante un poquito porque tenía muchas ganas de decírselo. Cuando Padredefamilia vio todas las llamadas perdidas que tenía corrió a llamarme a ver qué pasaba y yo un poco "ofuscada" (supongo que en parte por efecto de las hormonas) le dije que iba a ser padre. La noticia le puso muy contento aunque sé que le habría gustado mucho más que se lo dijera en persona, pero yo no me podía aguantar.

La intuición de estar embarazada o no

La segunda vez que sospechaba que estaba embarazada no me la quise jugar y tener que hacerme hasta tres tests de embarazo para saber si Carmen tendría un hermanito o no, así que a pesar de haber una diferencia de casi el doble del precio con los test de tira, compramos un test de la marca Clearblue y a día de hoy no me arrepiento.

Era prontísimo de esos casos de a la primera, yo tenía el convencimiento de que sí que estaba embarazada. No sé, era una intuición, igual que la primera vez pensaba que no estaba (supongo que como consecuencia de dos pruebas negativas anteriores), sólo que estaba vez acerté de pleno. La situación fue completamente diferente, Padredefamilia estaba conmigo, incluso llegamos a hacer una apuesta porque él pensaba que era muy pronto y yo estaba segura de que ya habíamos hecho diana así que nos enteramos juntos.

Además supimos hasta de cuantas semanas estaba, que nos sorprendió más, pues se ve que tuve una ovulación espontánea antes de tiempo con fecundación a la primera y por eso estaba de más semanas de las lógicas. Así que supe que estaba embarazada antes de la primera falta y es que una de las ventajas del test de Clearblue es su precisión. Pero si quieres conocer más ventajas y todos los detalles de como funciona, en este post Walewska te lo explica con todo detalle.

Tanto si es la primera vez que, después de haber decidido lanzarte a la aventura de tener hijos, te enteras de que estás embarazada, como si no, es un momento muy emocionante.

Y vosotras ¿Cómo fue la primera vez que supísteis que estábais embarazadas? ¿Os lo esperábais? ¿Estábais solas o acompañadas? ¿Cómo se lo dijisteis a los papás? o si eres el papi ¿cómo te lo dijo la mamá?

Con este post inauguro la colección de artículos bajo el título "La Primera Vez".

Miércoles Mudo: #Nosin Conectividad

miércoles, 2 de julio de 2014

aforo de personas con portatiles y tablets
La importancia de la conectividad en la actualidad

Miércoles Mudo” es un carnaval de blogs o blog hop iniciado por Maybelline de Naturalmente Mamá y participar es muy fácil, solo debes publicar los miércoles una foto(s) sin escribir nada para explicarla(s) (de ahí viene lo mudo). Luego no olvides enlazar en el linky que está debajo y dejar un comentario en cada uno de los blogs que decidas visitar. Para conocer cómo nació el Miércoles mudo y sus reglas, puedes hacer click aquí.

Cómo hacer un farolillo de sandía

domingo, 29 de junio de 2014

farolillo de sandía
El farolillo que #labuenahija hizo con su #buenaabuela
Ya ha llegado el verano y con él la época de sandías, así que aprovechar los frutos que nos da esta estación y reciclar para hacer una manualidad acorde a la época puede ser muy divertido.

Este es el farolillo que #labuenahija hizo con su #buenaabuela y luego pudimos lucir en la terraza gracias a su trabajo. Sobre todo el de la #buenaabuela y es que las herramientas de las que disponían no eran las más adecuadas, así que mi madre terminó con algo de callo en la mano :P

Aquí os pondré todos los detalles para que podáis hacer vuestro farolillo de la forma más sencilla y resultona.
Materiales y utensilios para elaborar un farolillo de sandía
  • Una sandía de tamaño pequeño, así será mucho más fácil vaciarla.
  • Cuerda para poner a nuestro farolillo y que así se pueda colgar.
  • Cuchillo, cuchara y punzón o destornillador que puede hacer esa función.
  • Cortadores de galletas (opcional).
  • Vela para poner dentro del farolillo y que así luzca bien nuestra decoración.
Cómo elaborar nuestro farolillo de sandía
  1. Con el cuchillo cortar la parte superior de la sandía, a modo de tapadera
  2. Ayudados por el cuchillo y el punzón o destornillador para picar y una cuchara, vaciar la sandía y ya tenemos todo para empezar con la decoración de nuestro farolillo.
  3. A decorar nuestro farolillo. Podemos hacer una decoración más sencilla, como la que podéis ver en las fotos, pero que también es muy resultona o bien una algo más compleja pero que también requiere de algo más de tiempo.

    La temática que Carmen y su #buenaabuela eligieron para decorar su farolillo de sandía fue la luna las estrellas y los planetas, algo muy adecuado, aunque depende de gustos y siempre se puede ser creativo y elegir otros motivos también. Ellas optaron por la opción sencilla que consiste en rallar los motivos en la piel de la sandía y hacer agujeros siguiendo la silueta las figuras por los que pase la luz de la vela que colocaremos en el interior.

    Si lo que queremos es troquelar figuras en la sandía, lo podemos hacer ayudados por cortadores de galletas, que si bien pueden no servir para cortar por completo las figuras en la sandía, al menos servirán para marcar la silueta a modo de plantilla que seguir para cortar. 
  4. Agujerear la sandía y la tapa de la sandía para pasar la cuerda que nos servirá para colgar el farolillo. Hacer tres agujeros en la parte superior de la sandía y otros tantos en la tapa. Por ellos pasaremos la cuerda y anudaremos para que la tapa quede sujeta unos centímetros por encima del farolillo, de tal forma que deje entrar aire para que la vela del interior pueda arder.
  5. Encender una vela y ponerla dentro de nuestro farolillo y ya podremos disfrutar de la magia de la luz que deja pasar.
Farolillo de sandía con un planeta troquelado
Farolillo de sandía con decoración del universo

¿Qué te ha parecido nuestro farolillo? Y tú ¿Has hecho este tipo de manualidades con tus hijos? ¿O han sido los #buenosabuelos los que se han encargado? ¿Recuerdas haberlas hecho en tu infancia?

Miércoles Mudo: Cuando llueve y hace viento, cierra la puerta y estate dentro

miércoles, 21 de mayo de 2014

Gotas de lluvia
Cuando llueve y hace viento, cierra la puerta y estate dentro

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No medicalices tu vida ni la de tus hijos

domingo, 11 de mayo de 2014

Pastillas de medicamentos tachadas con una equis
¡No medicalices tu vida ni la de tus hijos!
Recientemente he publicado en la web de la Fundación Melior un artículo sobre la vida medicalizada bajo el título Vivir no es una enfermedad, no a la vida medicalizada. En él podrás encontrar datos sobre el porcentaje de medicamentos consumidos que son totalmente innecesarios y en ocasiones pueden llegar a ser hasta perjudiciales. Y no sólo los medicamentos, también hay un importante número de intervenciones innecesarias y evitables.

La salud es un gran negocio y el medicamento más rentable no es el que cura, sino el que trata los síntomas, así que no parece muy beneficioso para las farmacéuticas encontrar la cura a todas las enfermedades. Constantemente nos están vendiendo salud. En la publicidad televisiva son frecuentes los anuncios de medicamentos para los catarros, para la alergia, suplementos vitamínicos, para aumentar las defensas, para adelgazar y un largo etcétera.

Lo más fácil es tomarse una pastilla
Las farmacéuticas y los médicos no son los únicos culpables del exceso de medicalización. Nosotros mismos también tenemos nuestra parte de responsabilidad. Y es que parece que los medicamentos nos ofrecen evitar pasar por momentos que pueden ser algo desagradables, pero que a la vez son propios de la misma vida. Así queremos evadirnos de situaciones de desengaño por un desamor o del estrés por exceso de trabajo por ejemplo.

El salir airosos de estas situaciones requiere de un esfuerzo por nuestra parte. Se trata de un ejercicio que requiere una aceptación de las circunstancias, que las cosas no siempre pueden ser totalmente como nosotros deseamos, pero que podemos intentar hacer un esfuerzo para superar estas situaciones o cambiarlas en la medida de nuestras posibilidades. La vida no siempre es fácil, pero no por ello vamos dejar de vivirla y de disfrutarla. Y para ello lo mejor es poner un poco de sentido de humor y consumir profilaxis de "queteden" o "melapela" entre otros ;)
Foto de ImagineFarma

Y para el estrés recomiendo kits desestresantes como los que les regalamos a los profesores de los niños para que puedan afrontar el duro final de curso.

Volviendo a lo preocupante del tema, la verdad es que en ocasiones también queremos acortar fases naturales de nuestro cuerpo y medicalizamos situaciones como puede el acné en la adolescencia por ejemplo, la menopausia e incluso el embarazo y el parto. Así pues desde El Parto es Nuestro luchan por normalizar este proceso natural y acabar con la medicalización del parto o el trato de “enfermas” que en ocasiones se les dispensa a las embarazadas. Por no hablar del aumento del número de cesáreas en España y de las programadas a la carta, algo frecuente entre celebrities que por desgracia no predican con el buen ejemplo y son muchas veces punto de referencia para otras mujeres.

Los niños no son una excepción
Partiendo de que los niños puede empezar por medicalizarse desde su mismo nacimiento, conviene estar atentos y no excedernos como padres en nuestra responsabilidad de protección y de velar por su bienestar y buena salud, pues podemos llegar a conseguir el efecto contrario.

En esta búsqueda de equilibrio entre proporcionar a nuestros hijos los medicamentos y vacunas para que crezcan sanos y no abusar de los medicamentos y acaben siendo unos "yonkis", también hay que incluir la alimentación. De sobra es sabido que una buena alimentación es esencial para un correcto desarrollo, pero tampoco tenemos que dejarnos engañar por la constante publicidad de la industria alimentaria.

En la última década se han empezado a producir alimentos con propiedades de todo tipo, como los yogures que bajan el colesterol o productos enriquecidos con omega 3, calcio o cualquier otro aditivo de moda para “supuestamente" mejorar la salud. Esto lo hacen también con los productos destinados a los niños y los bebés como son la leche, los yogures, los cereales y los "potitos" que siempre contienen todo tipo de sustancias beneficiosas. Los niños son un gran filón para hacer caja, pues las industrias juegan con el deseo de los padres de dar a nuestros hijos lo mejor. Gastamos lo que sea necesario para adquirir productos que se suponen son mejores para nuestros hijos, cuando en realidad el alimento del mismo tipo que consume el resto de la familia es igual de adecuado.

A punto de haber intervenido innecesariamente a nuestra hija
Estoy convencida de que todos hemos sido víctimas de exceso de medicación en algún momento de nuestra vida pues es muy fácil caer en ellos. En casa tenemos un ejemplo muy reciente. A nuestra hija mayor Carmen de ocho años de edad le salió una protuberancia en la cara interna del labio inferior el pasado noviembre. En principio nos pareció algo semejante a una ampolla o yaga abultada y como ella no se quejaba de dolor, decidimos dejar pasar el tiempo a ver qué ocurría.

A finales de enero fuimos a la médico de cabecera pues no sólo no había desaparecido sino que además hasta había crecido. La doctora nos derivó a cirugía pediátrica en el hospital, a cuya consulta acudimos en febrero, y el cirujano nos explicó que se trataba de un mucocele y que era probable que remitiera espontáneamente, así que nos dio un margen hasta abril para ver qué pasaba.

A mediados de abril tuve que volver a la consulta, pero evité ir con Carmen por el trastorno de que pierda clase, tener que llevarla luego tarde al colegio, etc, etc, etc. A los que sois padres no os hacen falta explicaciones pues de sobra sabéis el trastorno que suponen este tipo de cosas. Le hice una foto con el móvil al mucocele que había pasado todo tipo de fases crecientes y decrecientes pero en ningún caso había desaparecido, para que el médico pudiera verlo sin que estuviera Carmen pero a su vez tuviera información y datos para decidir.

Salí de la consulta con varios volantes para análisis de preoperatorio, cita con el anestesista y volante para la intervención quirúrgica. Hicimos todo el proceso y si bien no nos hacía ninguna gracia a ninguno, menos a la propia Carmen, a su vez parecía la única solución. Nos dieron cita para la cirugía para el lunes 5 de mayo.

Durante el puente anterior a la intervención el mucocele parecía ir haciéndose más pequeño que nunca, así que con cita concertada en el hospital y todas las pruebas hechas no sabíamos que hacer, pues si volvía a crecer tendríamos que iniciar otra vez todo el proceso. Al final decidimos anular la intervención la misma mañana de la cita. A día de hoy puedo decir contenta que ha desaparecido del todo y nos hemos evitado una intervención innecesaria, lo que sí que nos hemos tragado han sido todas las consultas y análisis :P

Y vosotros ¿Qué situaciones de este tipo habéis vivido con vuestros hijos? ¿No tenéis la sensación de que nuestros hijos van más al médico de lo que íbamos nosotros? ¿No os resultan estresantes y excesivas todas las citas médicas a las que tenéis que llevar a los niños?

Miércoles Mudo: No sin mis hijos de exposición

miércoles, 7 de mayo de 2014

Mujer con dos niños mirando cuadros de exposición de pintura
No sin mis hijos en la exposición de Mr Letterman
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